miércoles, 10 de diciembre de 2014

El texto fotográfico

La mecedora.

Así de vacio queda todo cuando alguien se va. Ayer por la noche, ella estaba leyendo el último libro que le habían regalado, de hecho, dejó todo preparado para el día siguien en su mecedora: su mantita, su libro y las gafas; tenía tantas ganas de comenzar aquél libro, y cuando lo hizo la enganchó, tanto, que se pasaba las noches leyendo hasta altas horas de la madrugada; ya no tenía la agilidad lectora que tenía cuando era joven, pero ella no desistía, siempre le encantó leer. Esta mañana, su nieta la llamó para decirle que iba a comer con ella, para hacer una vistilla, algo de compañia, pero nunca contesto el teléfono, Aurori falleció durmiendo, tal vez mientras soñaba con el capítulo que leería mañana o tal vez soñando lo mucho que quería a su nieta, quien sabe, ella ahora descansa tranquila, no tanto su nieta que en señal de amor dejó una rosa encima del último libro que Aurori leyó, el libro que su nieta le había regalo, el ibro que su nieta había escrito para ella.

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